viernes, 2 de abril de 2010

La Unión de España y Portugal: ¿un sueño posible?

Portugal y España tienen muchas cosas en común: una historia paralela y única (siglos de guerra contras los árabes/reconquista árabe, imperios globales de ultramar, decadencia...); dos idiomas principales, castellano y portugués muy similares; una geografía común e incluso 60 años bajo una misma monarquía 1580-1640. En el siglo XIX y coincidiendo con la I República y las Unificaciones de Italia y Alemania,así como el cuestionamiento de la razón de ser de Portugal tras la pérdida de Brasil, la idea del pan-iberismo estuvo muy en voga. Este debate, siempre vibrante,(paradójicamente, son más los partidarios de la Unión en Portugal que en España) reaparece periódicamente. En este lado del Duero, Pi i Margall, Prat de la Riba y otros lo entroncaron con la idea de España, como posible solución al problema identitario de esta nación de naciones, una Iberia unida y federal a lo pluribus unum.En Portugal, es cierto primaron ciertas cautelas y reservas avivadas por la pérfida Albión que ejercía un protectorado de facto en connivencia con ciertas élites portuguesas que se beneficiaban de él económicamente. El proyecto de ferrocarril entre Lisboa y Madrid (ancho ibérico) fue recibido con una agitada polémica como posible fin de la independencia del Reino de Portugal- la amada terrinha,frente a la depredadora España...
Es fácil soñar, imaginar una Iberia republicana y federal, con Gobierno en Lisboa, Cortes en Madrid y Senado en Barcelona, el castellano como lingua franca y el respeto a todas sus lenguas, en el seno de una Unión Europea y con fuertes vínculos con Iberoamérica. El presente blog pretende ser un foro que recoja las distintas visiones sobre la idea de Unión Ibérica, recopile apuntes históricos y contribuya a un mejor conocimiento de estas dos naciones,en espíritu unidas, en espíritu y ansias y lengua,
viendo llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos...

miércoles, 3 de marzo de 2010

Portugal, Cataluña, Inglaterra y la economía

No deja de ser bonito  escuchar a los portugueses del siglo XIX autodenominarse hijos emancipados de la patria española: "no será las fuerza- se escuchaba- sino las mismas hijas del suelo español, las que vencerán, con la irresistible seduccion de sus femeniles encantos el rígido y heroico temple de los legítimos portugueses de buena ley". "Portugal, tras perder Brasil, no tiene mas remedio que unirse a España"(duque de Pamella)."Los negros tratan de desfigurar a sus hijos y hacerlos feos para que nadie los compre, quieren que seamos feos- pobres y atrasados- para que nadie nos conquiste."
Frente a este discurso romántico, no obstante, al final acabó prevaleciendo el pragmatismo y los intereses económicos creados de   la burguesía catalana en su afán de controlar un mercado hispano protegido,único modo de competir con los productos ingleses.  Inglaterra había impuesto en Portugal el arancel cero a sus tejidos a cambio de la importación de una cantidad muy inferior de vino de Oporto. En última instancia ella era la garante de la independencia del país luso sobre el que ejercía un protectorado de facto y a quien obligó a abrir los puertos de Brasil al comercio mundial 1808 (14 años antes de su independencia de la metrópoli).imponiendo un arancel incluso inferior al que se imponía a los productos de la metrópoli Portual y multiplicando por cuatro el comercio con Inglaterra en el primer año.Una unión política con España y ende Cataluña suponía asumir las políticas proteccionistas y alto arancel que Barcelona imponía al resto del Estado español para salvaguardar su monopolio frente a los productos ingleses (más baratos) en el mercado hispano, poniendo fin a un sistema semi-colonial del que se beneficiaban las élites portuguesas o bien una solución de compromiso que hubiera implicado un arancel único peninsular sensiblemente inferior al prevaleciente hasta entonces en España, arruinando seguramente toda la industria textil catalana y acabando o reduciendo significativamente con el contrabando de tejidos ingleses y otros productos por la porosa frontera hispano-lusa.
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LA SOLUCION IBERICA
La Guerra de Sucesión, que Cataluña conmemora cada 11 de Septiembre como el momento en que perdiera sus libertades e instituciones propias fue también, paradójicamente, la fecha en que el comercio directo con América (sin necesidad de intermediarios castellanos) se permitió al Principado al quedar abolido el derecho de extranjería para las nacionalidades hispánicas. Unos años después, en 1778, el mejor alcalde de Madrid iría más lejos acabando con el monopolio de Cádiz y abriendo los puertos catalanes al Nuevo Mundo, cuya impronta aún se respira en Cuba o Filipinas. No haría honor al tradicional pragmatismo y sentido de la oportunidad, en una tesitura histórica como la presente, una Cataluña que renunciara a las sinergías , proyección y acceso a un mercado inmenso (cada vez más vinculado a China) que una lengua y un Estado compartido hacen posibles. Esa otra España, Castilla, que no es ya aquella sola y triste de antaño, por su parte, haría muy mal en ignorar las lecciones de la Historia y no tener presentes episodios como el de Trafalgar, con esa amarga metáfora del Santísma Trinidad, el Escorial de los mares, hundido por varias fragatas inglesas, más pequeñas, pero más rápidas y ágiles -imperio comercial frente a Imperio “duro”, soft power y estructuras laxas frente a bloques monolíticos-. En ese sentido, quizá haya llegado el momento de profundizar, desde un sentimiento compartido de e pluribus unum en los mecanismos de un Estado federal, si se quiere asimétrico, de nacionalidades y regiones, sin complejos, pero sin cuestionar tampoco legitimidades. El tratado de Lisboa, esa que hubiera podido ser la capital de una Federación Ibérica, con unas Cortes en Madrid y un Senado en Barcelona, ha marcado la vía a seguir, el principio de subsidiariedad. Creo en una España “periférica”, solidaria y abierta a Europa y al mundo, con fuertes vínculos con Portugal e Iberoamérica, nuestra para mí verdadera nacionalidad común. A esa Cataluña que parece haber dado la espalda a ese mar hacia donde siempre ha mirado y poner fronteras donde nunca las ha habido en lugar de ir más allá para llegar hasta el océano yo quiero hablarle de él y decir a todos, parleu-li del mar germans!!!

lunes, 1 de marzo de 2010

Oportunidades históricas perdidas dónde se estuvo a punto de una Union Ibérica definitiva

1476 Batalla de Toro, Portugal apoya a Juana la Beltraneja frente a Isabel la Católica (se había casado con Fernando el Católico en 1469.¿Hubiera sido posible una España con Portugal y sin los territorios de la Corona de Aragón?

 1500 muerte de Miguel de la Paz de Portugal y Aragón (en portuguésMiguel da Paz de Trastâmara e Avis) (Zaragoza23 de agosto de 1498 -Granada20 de julio de 1500Príncipe de Asturias (1499 - 1500) y Príncipe heredero de Portugal (1498 - 1500).

1580-1640 Unión de las dos coronas con Felipe II, III y IV. Gonzalo de Reparaz especula en páginas turbias de la Historia de España sobre qué hubiera pasado si la capital/Corte se hubiera establecido en Lisboa administrando desde allí  el primer imperio global de la Historia. En 1640 la revuelta dels Segadors en Catalunya demanda tropas, se pierde Portugal. Inglaterra negocia con España la paz, se desentiende de Cataluña a cambio de la independencia de Portugal, para partir el frente atlántico del imperio español, Inglaterra se compromete a comprar todo el excedente alimentario de Portugal y éste a no industrializarse y comprar las manufacturas inglesas... Como muestra de aquella fascinante época (en la que se gestó el Quijote)  el magistral " el Imperio luso español y la Persia Safávida"; divertido, vibrante, actual.

julio 1807, Tilsit, Napoleón abole unilateralmente la dinastía de Bragança y entrega (abril 1808) la corona de España a su hermano José Bonaparte.

1812 Las Cortes de Cádiz proponen como regente a Carlota Joaquina, hija de Carlos IV y esposa del príncipe regente portugués Don João (futuro João VI).

1830 Los liberales españoles exiliados en Gibraltar ofrecen en matrimonio a Isabel II al hijo de Pedro IV el futuro Pedro V.

Más sobre Iberismo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Iberismo

domingo, 28 de febrero de 2010

Iberismo artículo de Héctor Garrido para Terra (27-9-2009) http://noticias.terra.es/espana/2009/0927/actualidad/espana-portugal-futuro-unidas-solo-pais-elecciones-iberismo.aspx#Comentarios

Pedro Duque, el primer astronauta español de la historia, recuerda siempre una anécdota con un grupo de escolares. Mientras el madrileño orbitaba en el espacio, le preguntaron por videoconferencia qué veía distinto en La Tierra desde allá arriba. Su respuesta fue sintomática. “... que no se distinguen las fronteras entre los países”. Observando la fotografía situada sobre estas letras, no podemos evitar sentir algo similar; Portugal y España parecieran simples denominaciones, dos golpes de voz para distinguir esa robusta entrada de mar llamada Península Ibérica. Una realidad geográfica como auténtica pesadilla para los nacionalismos de ambos países. Pero un dulce sueño para otros muchos, los ‘iberistas’, defensores de la unificación de ambos estados, que hicieron suya en 1854 la bandera y el escudo ideados por el diplomatico barcelonés Sinibaldo de Mas i Sanz para su ensayo 'La Iberia'.

Manuela Ferreira Leite no es, precisamente, una de las instigadoras de este voluntarismo ibérico. La candidata conservadora en las elecciones legislativas que se celebran hoy en Portugal, espetó el pasado sábado a su contrincante socialista José Socrates en un debate televisivo: “No me gustan los españoles metidos en la política portuguesa... ¡Portugal no es una provincia española!”. La líder del PSD criticó los 9.000 millones de euros que adelgazarán las arcas lusas para llevar el AVE de Vigo a Lisboa, y de la capital portuguesa a Madrid. Una infraestructura que agilizará en 2013 el transporte y el comercio entre ambos países, pero que Leite utilizó para azuzar el fantasma del ‘imperialismo hispano’.

Lo cierto es que la palabra ‘España’ ha estado más presente que nunca en la campaña electoral portuguesa. Y no sólo por la red ferroviaria. También por el polémico apoyo de los socialistas españoles y portugueses al conservador José Manuel Durão Barroso –el anfitrión de la ‘foto de las Azores’- para continuar cinco años más al frente de la Comisión Europea. El protagonismo hispano en estas elecciones legislativas enrraiza además en los datos que ofreció este verano el Barométro Hispano-Luso publicado por el Centro de Análisis Sociales de la Universidad de Salamanca (CASUS). Según el estudio, “casi un tercio de los españoles [el 30,3%] y un 40% de los portugueses estarían dispuestos a que España y Portugal se unieran en una Federación”. ¿Sorpresa? Quizás. Pero sobre todo, un subidón para el sueño 'iberista' teniendo en cuenta que un sondeo de 2006 realizado para el semanario luso El Sol, estimaba este apoyo en apenas un 25%.

¿Qué ha podido provocar que, en tres años, el apoyo del pueblo luso a unirse con el español se haya disparado 15 puntos? “El impulso de colaboración entre las instituciones de ambos países ha sido fundamental”, explica a Terra Noticias José Luis González, el secretario general de la Fundación Rei Afonso Henriques, una insititución creada para profundizar en las relaciones hispano-lusas en la region del Duero y zonas fronterizas de Castilla y León. Las cifras apoyan sus palabras; España es el país que más alumnos envía a Portugal con una beca Erasmus y, en contrapartida, la diáspora estudiantil lusa encuentra en España su destino preferido. En el terreno comercial, España es desde 1994 el principal socio de una Portugal cuyas importaciones con denominación de origen hispana superan el 50% del total. Además, los españoles han desplegado en suelo vecino 1.200 empresas con una inversion de casi 22.000 millones de euros. ¿Más? El número de estudiantes de español en Portugal se ha triplicado en tres años (hasta los 51.000 alumnos) y se suceden los planes de integración en zonas fronterizas con Galicia, Castilla y León o Extremadura.

Una estima con poca bidireccionalidad
¿Pero es suficiente la explicación comercial y educativa para explicar la tendencia de atracción hispano-lusa? “No es un motivo exclusivo, pero lo cierto es que ahora nos conocemos mejor. Antes los dos países funcionábamos con más estereotipos”, comenta González por teléfono desde Valladolid, donde el pasado jueves mantenía una reunion para preparar la conmemoración de los 25 años de la adhesión en 1986 de España y Portugal a la Unión Europea. “Pero aún queda mucho por avanzar… sobre todo por parte de los españoles”, advierte.

Y es cierto es que el Barómetro del CASUS no deja muy bien parados a los ciudadanos de España; sólo el 6,9% conoce el nombre del presidente portugués, por el 54,2% de los lusos que conoce el de su homónimo español. También pierde España al identificar los colores de la bandera del otro Estado (41,8% frente al 55,4%) y en visitar los parajes del país vecino (53% frente al 84%). ¿Faltan los españoles al respeto a su vecino? ¿Sufre aún Portugal el complejo de 'hermano menor'?

“Los lusos al menos se esfuerzan en hablar español, una señal de acercamiento que nosotros no solemos corresponder”, explica Francisco J. Faraldo, profesor de la Universidad de Lisboa durante 15 años. “Hay un gran número de portugueses que quieren ser españoles, pero viene de un idea equivocada; muchos que regresan de España me dicen que ‘es un paraíso, la vida en la calle, la alegría, no como aquí en Portugal, con nuestra tristeza, nuestra saudade…”

El iberismo, un movimiento extendido
Faraldo, de 60 años, dirige asimismo ‘Area Ibérica’, una asociación cultural dedicada a fomentar las relaciones de amistad entre Portugal y España “por abajo, que son el tipo de relaciones que nosotros consideramos importantes”, especifica su fundador. Además, como el catalán Sinibaldo de Mas i Sanz, los escritores españoles Miguel de Unamuno y Arturo Pérez-Reverte, o los portugueses Antonio Lobo Antunes y José Saramago… este profesor asturiano es un iberista convencido. Aunque lo reconoce con la voz bajita. “Es que cuando en Portugal hablas de Iberismo, se piensan que vas de imperialista; después explicas en qué consiste… y la cosa cambia”.

De dar muchas explicaciones también sabe Mario Lino, ministro de Obras Públicas luso, que se declaró ‘iberista convencido’ en 2006 durante una visita a Galicia: “Tenemos una historia y lengua común", dijo Lino. "Existe una unidad histórica y cultural... e Iberia es una realidad que persigue tanto el Gobierno español como el portugués”. A su vuelta a Portugal, se le acusó de traidor, de haberse vendido al imperio español. Pero con sus palabras, Lino estaba prolongando el ‘éxtasis hispano’ que su líder José Sócrates inició en 2005 cuando, tras ser reelegido como primer ministro portugués, exclamaba. “¡La prioridad es España; luego España, y después España!”. Una afirmación aplastante considerando que el país luso comparte sus cuatro grandes ríos y sus 1.214 km de frontera con el español. Y una sentencia que aún escuece en algunos sectores del país.

Con estos picores lógicos en el orgullo nacional, ¿cuánto hay de realidad en la posibilidad de alcanzar una Federación Ibérica? “Es un largo camino porque el Iberismo está muy verde, pero es un proyecto que cabe perfectamente en el contexto europeísta”, reflexiona Faraldo. “Estamos desaprovechando un mercado peninsular y ex colonial que repercutiría en grandes beneficios para ambos países. Y las posibles diferencias en el PIB [35.557 euros en España, 23.351 en Portugal, cifras per cápita] serían tan subsanables como las diferencias de renta entre las distintas comunidades autonomas españolas”.

Las cifras de una Iberia unida
El resultado de una Iberia unida resultaría en el país más grande de la Unión Europea en extension (el tercero en Europa tras Rusia y Ucrania), el quinto en población (casi 60 millones de habitantes, rozando el número de habitantes de Francia, Reino Unido e Italia) y una potencia lingüistica hispano-lusa (608 millones de personas) sólo superada por los 1.000 millones de chinos que hablan mandarín. Eso sí, habría que convencer al 30,5% de españoles y 34% de portugueses que en el Barómetro del CASUS se muestran contrarios o muy contrarios a la federación de ambos países. A todos los indecisos (29% en España y 17% en Portugal). Y claro está, a las instituciones.

José Luis González es muy escéptico con el proyecto de una Iberia unida. “Creo que es un debate sin interés ni alcance. La simpatía y cariño entre ambos pueblos está ahí, sin recelo, pero manteniendo sus particularidades. España seguirá siendo España. Y Portugal, Portugal”, apunta el secretario general de la Fundación Rei Afonso Henriques, mientras pronostica que el resultado de las elecciones de este domingo “no influirá en una mayor o menor colaboración, entre ambos países, ni siquiera en el avance o freno en el proyecto del AVE. Ya se han dado varios cambios de gobierno en ambos países y las relaciones han crecido a todos los niveles sin importar el signo político del gobernante”.

¿Qué otros obstáculos podría encontrarse una posible ‘Federación Ibérica’? “Fundamentalmente la forma del Estado", identifica Faraldo. "Sería complicado federar naciones con modelos heterogeneos”. Su teoría viene a decir que España tendría que convertirse en una república como Portugal. O que Portugal recuperase el linaje real de la Casa de Bragança y los casamientos con los Borbones se reanudasen, una opción, esta segunda, realmente impensable en pleno siglo XXI. “Es un proceso que tiene que partir de los pueblos, no de las instituciones”, admite el responsable de ‘Area Ibérica’; “porque pese a no existir partidos politicos que impulsen la idea, muchos ciudadanos y personalidades están deseosos de que el proyecto se materialice”.

Lo que está claro es que los portugueses no acudirán hoy a las urnas pensado en 'iberismos', sino en salir de la crisis económica mundial que les afecta tanto como al resto del mundo. Para otra ocasion quedará Iberia, ese sueño de la burguesía liberal y republicana del siglo XIX que, dos siglos después, sigue iluminando los sueños de algunos ciudadanos peninsulares.

ARTICULO CELTIBERIA:NET

El Iberismo, ¿un desencuentro historico?

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Autor: alevin
jueves, 28 de septiembre de 2006
Sección: Artículos generales
Información publicada por: alevin 

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Dedicado al Druida Balsense, portugués, que me inspiró la idea.

En una encuesta reciente realizada por el diario portugés "O Sol"intentaba mostrar que la mayoría de los portugueses no deseaban la unificación con España, en cambio tambien surgía el dato de que un 96%reconocía que esta unión sería beneficiosa para Portugal.

Ver Foro en :http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2240

En mi opinión esta actitud no es mas que el reflejo de la desconfianza con que ambas naciones se han mirado a lo largo de la História, mayormente desde el lado portugués, siempre receloso de las intenciones de su vecino español, lo que incluso le ha llevado a buscar sus alianzas tradicionales en un país tan lejano como Gran Bretaña, pero con buena marina, ya que por tierra la única opción que tenía era España, de la que siempre desconfió.

Todo empezó en 1128 cuando el primer rey portugués, Alfonso Enriquez, lograba el reconocimiento de su independencia por parte del rey de León, Alfonso VII, en circustancias un tanto forzadas. Pero a lo largo de la Historia se presentaron dos momentos importantes en los que los dos países podrían haber unificado su andadura.Uno de ellos si se hubiese efectuado el matrimonio entre Alfonso V"El Africano" y la infanta Isabel(futura Isabel I La Católica), rechazado por esta última en favor de Fernando de Aragon(¿Le atraia más la juventud del aragones que la madurez del ya viudo rey portugués?), con lo que la consecuencia inmediata fué el que Castilla se vió asociada a los conflictos de Aragon en el Mediterraeo e Italia en lugar de a la política expansionista oceanica de Portugal.y una pregunta se me viene a la cabeza, ¿que habría pasado con Colón?.

El otro momento culminante fué cuando, tras la muerte del rey Sebastian en la batalla de Alcazalquivir, las cortes portuguesas , en 1581, reconocen como rey a Felipe II, reino heredado por su hijo Felipe III y por su nieto Felipe IV bajo el que Portugal vuelve a alcanzar la independencia tras la batalla de Villaviciosa, en 1665.

A partir de entonces la relación de los dos países continua dandose la espalda o incluso con franca agresividad, aún cuando les debería de haber unído el haber tenído un enemigo común en Napoleón. Pero es , durante el periodo revolucionario francés, cuando un abate español apellidado Marchena publica su obra "Avis aux espagnols", donde predica la creación de un proyecto de república federal ibérica a traves de una federación progresista. Esta primera semilla germina en el incipiente liberalismo de ambos países, preconizando la unión voluntaria y pacífica de los estados ibéricos. Había nacído el Iberísmo.

La hermana de Fernando VII, Carlota Joaquina, regente consorte en Portugal, aprovechó el "secuestro" de este en Francia ,durante la Guerra de la Independencia, para solicitar de la Cortes de Cádiz que la hiciesen regente de España, con lo que ambos países hubiesen tenido una máxima autoridad común, pero la petición le fué denegada.

La actitud absolutista tanto de Joâo V como de Fernando VII abortan las primeras intenciones iberistas, aunque se nota tanto su pervivencia durante el trienio liberal ,en las sociedades secretas tan de moda en la época,que incluso predicaron sus ideas en territorio luso insistiendo en una Federación de Repúblicas en los que Portugal quedaría representado por una Lusitania Ulterior y una Lusitania Citerior.

Pero fueron, sobre todo, los liberales en el exilio los que más contribuyeron a la expansión de las ideas Iberísticas, principalmente cuando comienza la desintegración de los imperios de ambas naciones, y que solo ven un horizonte prometedor en la unión de ambos países para retornar a la relevancia internacional perdidas y a un nuevo progreso económico.Ya Espoz y Mina barajó la posiblidad, desarrollada en decadas posteriores, de entronizar a los Braganza portugueses ,en detrimento de nuestros Borbones, por considerarlos más liberales. Tambien por entonces Pedro IV, emperador del Brasil, recibió la oferta de los liberales ibéricos de ceñir la triple corona luso-brasileño-española, aunque la oferta no llegó a nada.Entre los iberístas de esta época destacaron los protugueses Saldanha, Almeida Garret o Palmela y entre los españoles Torrijos,Borrego y Mendizabal.

Ya hemos dicho que Fernando VII siempre estuvo en contra de estos proyectos, pero fué su hija, Isabel II, la que principalmente debió hacerles frente con éxito, mientras duraron los conflictos , por cierto paralelos en ambos países, entre absolutistas y liberales en el fondo o entre tíos y sobrinas en la forma. Consolidadas Maria II e Isabel II en sus respectivos reinos, con un liberalismo tambien floreciente, pronto reaparecen los proyectos iberistas que proyectaran la unión, por vía matrimonial, de ambas dinastías, proyectos que no fructificaron por problemas de edades e intrigas palaciegas.Además ni Francia ni Gran Bretaña veían estos proyectos con buenos ojos, pues preveian , en la unión de los dos países, el nacimiento de una potencia rival que les quitaria influencia en el panorama europeo.

Bloqueada la solución dinástica, surgió, en España, una ocasión favorable para sustituir la dinastía borbónica por la de Braganza, aprovechando la Revolución de 1854. Con apoyo progresista , moderado(Cánovas del Castillo)y demócrata(Cristino Martos)se hicieron contactos con el gobierno portugués, que no se mostró hostil a la idea, pero que no hizo nada para desarrollarla.La actitud indecisa de los revolucioarios, la oposición francesa y británica así como la actitud conciliadora de Isabel II, favorecieron el fracaso de estos planes. Estos hechos tuvieron como consecuencia que el iberísmo portugés quedra relegado a grupos minoritarios de republicanos.

No asi en España en la que la doctrina iberísta hizo grandes avances que fueron detenidos por el gobierno moderado que temía perder, con una Iberia unída, el poder totalitario del que ya gozaba.

Cuando estalla la Revolución de 1868 no había unanimidad sobre que régimen ni que dinastía , en caso de la monarquía, debía gobernar España. Los progresistas volvieron a su idea primigenia de entronizar a los Braganza, pero no con Luis I, ya reinante en Portugal, sino ofreciendo el trono a su padre, Fernando de Coburgo, que vivía apartado de la vida política.Los iberistas españoles deseaban que su reinado fuese una etapa transitoria para acabar con los recelos lusitanos hacia la unión y que ,a su muerte, fuese ya Luis I el que culminase la unidad peninsular. Esta candidatura fué, quizás, la que contó con más grandes apoyos, incluyendo el de Prim, que en su defecto pensó, posteriormente, en otros familiares de Luis I, Leopoldeo de Hohenzollern y Amadeo de Saboya.

Se desplazaron a visitar a D.Fernando el general Prim,Fernandez de los Rios y Salustiano Olózaga.Las conversaciones trataron de llevarse con la máxima discrección, aunque con poco éxito.Se barajaron diferentes soluciones, como la de crear una monarquía típo Austria-Hungría, recientemente establecida y se aceptaron todas las condiciones que puso D.Fernando, incluso la de que solo se llevaría a cabo esta unión si el pueblo portugués lo aceptaba mayoritaria y voluntariamente, pero surgió un impedimento insoslayable cuando D. Fernando expresó le deseo de que las dos coronas no se convirtiesen en una, con lo que la candidatura perdía su atráctivo principal para los iberístas.

No obstante, en el golpe de estado que ,en el Portugal de 1870, dá el iberísta Saldanha(en posible connivencia con Luis I que no vería con malos ojos una futura corona hispano-lusa)el própio Saldanha trata de convencer a D.Fernando de que acepte la corona española por el bien de Portugal ,para evitar que una posible república en el país vecino pueda socavar la monarquía portugesa, pero todos sus esfuerzos fueron inútiles.

Tras el fracaso de estas gestiones, el iberísmo cae en una nueva y profunda crisis, acrecentada por la nueva influencia que Portugal estaba consiguiendo en Africa, gracias a la ayuda inglésa y a la subída al trono de Alfonso XIII, de modo que los grupúsculos repúblicanos vuelven a ser los únicos guardianes de la iedea, a pesar de que las humillaciones que Gran Bretaña impuso a Portugal, en pago por su ayuda,hicieron que muchos lusitanos valoraran una nueva alianza con España, siendo baluarte de esta intención el escritor portugés Joaquim 
Pedro de Oliveira, autor de "Historia de la Civilización Iberica", donde trata de unificar la península a través de la unídad cultural.

La nueva coyuntura que revitalizrá el iberísmo fué la caída de la monarquía portuguesa, octubre de 1910, que provocó entusiastas manifestaciones repúblicanas en España y la aparición de varios escritos sobre el tema, como las del periodista repúblicano José Brissa("La Revolución Portuguesa"), pero el máximo exponente del Iberísmo en España, era el poeta Joan Maragall, que preconizaba la integración de Portugal en España para contarrestar el centralismo castellano y en esa inteligencia escribió obras como el "Imne Ibérico" e incluso, en su artículo ""L´Ideal Ibéric", propuso a Unamúno la creación de la revista "Ibérica", que iría escrita en castellano, catalán,galaíco-portugés y vasco. Tambien Cambó y Prat de la Riba, en sus años juveniles compartieron este ideal.

En 1927 fué fundada, en Valencia, la Federación Anarquista Ibérica, en cuya dirección hubo simpre algún representante luso, y que representó al Iberísmo de la extrema izquierda hasta 1936.

Tras la Guerra Civil española, se creó el llamado "Pacto Ibérico", entre Franco y Salazar, por el que ambos países se proporcionarían asistencia mútua(no olvidemos la ayuda logística y en hombres proporcionada por el gobierno portugés a Franco durante la contienda)pero más con fin de autocontrol que de reunificación.

La izquierda española en el exílio, siempre mantuvo la tradicción iberísta de algúna manera y así Victoria Kent publicó, en Nueva York, durante muchos años, el boletín "Iberica por la Libertad". Otro iberísta fué el esritor J.M.Bautísta Roca, que participó en numerosos encuentros culturales con iberístas portugueses.

En la actualidad el panorama para un pannacionalísmo ibérico es desalentador, pues ya ni las izquierdas de ambos países parece que se lo plantean,aunque escritores como Salvador de Madariaga, en su obra "España",aún se lo planteaba siempre que fuera universalmente aceptado por ambos pueblos. Por ello la idea del Iberísmo ha quedado reducida a una utopía.

¿Se acerca el momento de rehabilitarla?

Bibliografía:

"La Unión Iberica.Debáte sobre la idea de nación en S.XIX"-Jose A.Rocamora
""El Iberísmo"-J.P.Yañiz


Leer más: http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2251#ixzz27On8U9I8