miércoles, 3 de marzo de 2010

Portugal, Cataluña, Inglaterra y la economía

No deja de ser bonito  escuchar a los portugueses del siglo XIX autodenominarse hijos emancipados de la patria española: "no será las fuerza- se escuchaba- sino las mismas hijas del suelo español, las que vencerán, con la irresistible seduccion de sus femeniles encantos el rígido y heroico temple de los legítimos portugueses de buena ley". "Portugal, tras perder Brasil, no tiene mas remedio que unirse a España"(duque de Pamella)."Los negros tratan de desfigurar a sus hijos y hacerlos feos para que nadie los compre, quieren que seamos feos- pobres y atrasados- para que nadie nos conquiste."
Frente a este discurso romántico, no obstante, al final acabó prevaleciendo el pragmatismo y los intereses económicos creados de   la burguesía catalana en su afán de controlar un mercado hispano protegido,único modo de competir con los productos ingleses.  Inglaterra había impuesto en Portugal el arancel cero a sus tejidos a cambio de la importación de una cantidad muy inferior de vino de Oporto. En última instancia ella era la garante de la independencia del país luso sobre el que ejercía un protectorado de facto y a quien obligó a abrir los puertos de Brasil al comercio mundial 1808 (14 años antes de su independencia de la metrópoli).imponiendo un arancel incluso inferior al que se imponía a los productos de la metrópoli Portual y multiplicando por cuatro el comercio con Inglaterra en el primer año.Una unión política con España y ende Cataluña suponía asumir las políticas proteccionistas y alto arancel que Barcelona imponía al resto del Estado español para salvaguardar su monopolio frente a los productos ingleses (más baratos) en el mercado hispano, poniendo fin a un sistema semi-colonial del que se beneficiaban las élites portuguesas o bien una solución de compromiso que hubiera implicado un arancel único peninsular sensiblemente inferior al prevaleciente hasta entonces en España, arruinando seguramente toda la industria textil catalana y acabando o reduciendo significativamente con el contrabando de tejidos ingleses y otros productos por la porosa frontera hispano-lusa.
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LA SOLUCION IBERICA
La Guerra de Sucesión, que Cataluña conmemora cada 11 de Septiembre como el momento en que perdiera sus libertades e instituciones propias fue también, paradójicamente, la fecha en que el comercio directo con América (sin necesidad de intermediarios castellanos) se permitió al Principado al quedar abolido el derecho de extranjería para las nacionalidades hispánicas. Unos años después, en 1778, el mejor alcalde de Madrid iría más lejos acabando con el monopolio de Cádiz y abriendo los puertos catalanes al Nuevo Mundo, cuya impronta aún se respira en Cuba o Filipinas. No haría honor al tradicional pragmatismo y sentido de la oportunidad, en una tesitura histórica como la presente, una Cataluña que renunciara a las sinergías , proyección y acceso a un mercado inmenso (cada vez más vinculado a China) que una lengua y un Estado compartido hacen posibles. Esa otra España, Castilla, que no es ya aquella sola y triste de antaño, por su parte, haría muy mal en ignorar las lecciones de la Historia y no tener presentes episodios como el de Trafalgar, con esa amarga metáfora del Santísma Trinidad, el Escorial de los mares, hundido por varias fragatas inglesas, más pequeñas, pero más rápidas y ágiles -imperio comercial frente a Imperio “duro”, soft power y estructuras laxas frente a bloques monolíticos-. En ese sentido, quizá haya llegado el momento de profundizar, desde un sentimiento compartido de e pluribus unum en los mecanismos de un Estado federal, si se quiere asimétrico, de nacionalidades y regiones, sin complejos, pero sin cuestionar tampoco legitimidades. El tratado de Lisboa, esa que hubiera podido ser la capital de una Federación Ibérica, con unas Cortes en Madrid y un Senado en Barcelona, ha marcado la vía a seguir, el principio de subsidiariedad. Creo en una España “periférica”, solidaria y abierta a Europa y al mundo, con fuertes vínculos con Portugal e Iberoamérica, nuestra para mí verdadera nacionalidad común. A esa Cataluña que parece haber dado la espalda a ese mar hacia donde siempre ha mirado y poner fronteras donde nunca las ha habido en lugar de ir más allá para llegar hasta el océano yo quiero hablarle de él y decir a todos, parleu-li del mar germans!!!

lunes, 1 de marzo de 2010

Oportunidades históricas perdidas dónde se estuvo a punto de una Union Ibérica definitiva

1476 Batalla de Toro, Portugal apoya a Juana la Beltraneja frente a Isabel la Católica (se había casado con Fernando el Católico en 1469.¿Hubiera sido posible una España con Portugal y sin los territorios de la Corona de Aragón?

 1500 muerte de Miguel de la Paz de Portugal y Aragón (en portuguésMiguel da Paz de Trastâmara e Avis) (Zaragoza23 de agosto de 1498 -Granada20 de julio de 1500Príncipe de Asturias (1499 - 1500) y Príncipe heredero de Portugal (1498 - 1500).

1580-1640 Unión de las dos coronas con Felipe II, III y IV. Gonzalo de Reparaz especula en páginas turbias de la Historia de España sobre qué hubiera pasado si la capital/Corte se hubiera establecido en Lisboa administrando desde allí  el primer imperio global de la Historia. En 1640 la revuelta dels Segadors en Catalunya demanda tropas, se pierde Portugal. Inglaterra negocia con España la paz, se desentiende de Cataluña a cambio de la independencia de Portugal, para partir el frente atlántico del imperio español, Inglaterra se compromete a comprar todo el excedente alimentario de Portugal y éste a no industrializarse y comprar las manufacturas inglesas... Como muestra de aquella fascinante época (en la que se gestó el Quijote)  el magistral " el Imperio luso español y la Persia Safávida"; divertido, vibrante, actual.

julio 1807, Tilsit, Napoleón abole unilateralmente la dinastía de Bragança y entrega (abril 1808) la corona de España a su hermano José Bonaparte.

1812 Las Cortes de Cádiz proponen como regente a Carlota Joaquina, hija de Carlos IV y esposa del príncipe regente portugués Don João (futuro João VI).

1830 Los liberales españoles exiliados en Gibraltar ofrecen en matrimonio a Isabel II al hijo de Pedro IV el futuro Pedro V.

Más sobre Iberismo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Iberismo